LA CENSURA EN EL CINE Y EL TEATRO
Durante la dictadura de Franco, España vivió sumida en una fuerte censura en todos los aspectos de la vida pública, incluyendo la prensa, la televisión, el cine, el teatro, la literatura y otras formas de expresión cultural y artística. La censura se utilizó para controlar y suprimir cualquier forma de disidencia política o expresión que no se ajustara a la ideología del régimen franquista. El cambio de rostro que el régimen impulsó para perpetuarse a partir de la muerte de Franco siguió utilizando la censura para desmovilizar a la población que defendía un proceso democrático constituyente, hasta la total derrota de las organizaciones que lucharon por la ruptura democrática.
“Después de…” (1981), de Cecilia y José Bartolomé
LA CENSURA EN EL CINE Y EL TEATRO EN LA TRANSICIÓN
En el ámbito del cine y el teatro, un buen ejemplo del uso de la censura como elemento desmovilizador lo encontramos en uno de los mejores documentales producidos en España durante la Transición, “Después de…” (1981), de Cecilia y José Bartolomé. “Después de…” es un reportaje en dos partes: “No se os puede dejar solos” y “Atado y bien atado”, que concluyó su filmación a finales de 1980 y que se presentó a calificación en el ministerio a principios de 1981, siendo censurada y prohibida. No sería hasta pasada la movilización democrática ya en 1983 que fue autorizado su estreno. El fuerte impacto de actualidad que tenía se había diluido y tuvo escasa audiencia. El documental rompe, con la ayuda de innumerables testimonios, la falsa idea de una Transición modélica basada en el consenso.
“Rocío» (1980), de Fernando Ruiz Vergara
EL CASO DEL DOCUMENTAL «ROCIO»
Rocío es una película documental dirigida por Fernando Ruiz Vergara que se estrenó en 1980. La película trata de la romería al Rocío y de la represión franquista y contiene una seria crítica a la Iglesia Católica. En 1981 y tras los premios recibidos la película llegó, por fin, a Madrid sin haber sido proyectada en Andalucía donde tardaría aún unos cuantos años en llegar y ya censurada.
La inclusión en la película de testimonios sobre los cien asesinatos cometidos en El Rocío durante la represión franquista y sus autores provocó el boicot de la película y la llegada de su director a los tribunales, acusado de escarnio a la religión católica y ultraje.
Los tribunales, con numerosas irregularidades y sin permitir la declaración de los testigos de la defensa, prohibieron la película y condenaron a cárcel a Fernando Ruiz Vergara y al pago de más de 10 millones de pesetas (pesetas de 1982, el equivalente al valor de varios pisos en la época). El Tribunal Supremo ratificó la sentencia.
Finalmente, la película paso por las salas de cines a partir de 1985 con diferentes escenas censuradas. Fernando Ruiz Vergara no volvió a hacer cine.
ALGUNAS PELÍCULAS QUE SUFRIERON LA CENSURA
Dentro del terreno cinematográfico y además de los documentales mencionados, destacan por los problemas sufridos con la censura:
El crimen de Cuenca (1979) de Pilar Miró, que denuncia la tortura de la Guardia Civil y fue prohibida por el ministerio y los tribunales. Finalmente se estrenó en 1981 tras pasar su directora un proceso militar.
La ciudad quemada (1976), de Antoni Ribas, centrada en los acontecimientos sucedidos en Barcelona desde el desastre de Cuba hasta la Semana Trágica, fue prohibida y no pudo ser estrenada hasta 1979.
Estado de excepción (1976), de Iñaki Núñez, detenido y encarcelado durante el rodaje con parte de su equipo, narra la condena a muerte de un luchador vasco contra la dictadura. El fiscal solicitó su procesamiento y el secuestro de todas las copias de la película con la acusación de apología del terrorismo por la carta del preso a su madre inspirada en un poema de Bertolt Brecht. Con diversos premios en el extranjero se estrenó en España en 1980.
Con uñas y dientes (1977), de Paulino Viota, narra la paliza a un dirigente obrero por parte de los esbirros de un empresario que da pie a una trama amorosa, fue prohibida y no pudo verse hasta 1979.
El proceso de Burgos (1979), de Imanol Uribe, es una recopilación de entrevistas y testimonios de los encarcelados y encausados en el consejo de guerra del proceso de Burgos que denunció las irregularidades del proceso judicial, así como la aplicación de la pena de muerte. La película finalmente se estrenó en 1980, sin ninguna ayuda ni protección oficial y obtuvo numerosos premios.
Cada ver es… (1981), de Ángel García del Val, sobre el trabajo de un empleado de anatomía en un hospital, fue censurada para su exhibición en salas comerciales. En 1983 el director Ángel García del Val recogió firmas entre intelectuales y profesionales para una carta al ministro de Cultura, Javier Solana y a la directora general de Cinematografía, Pilar Miró, en la que solicitaba se autorizase la exhibición de su película. Recurrió a la recogida de firmas tras numerosas gestiones ante los directivos del Ministerio de Cultura socialista sin haber obtenido respuesta alguna hasta aquel momento.
Bilbao (1978), de Bigas Luna, sobre la obsesión de un psicópata por una prostituta del barrio chino de Barcelona, a la que secuestra, tuvo que soportar también la censura que la clasificó “S”, que podía herir la susceptibilidad del espectador, y que la apartó de los grandes circuitos.
“La torna«, de Els Joglars. Representación en el Teatro Romea en 2005.
LA CENSURA EN EL TEATRO
En el ámbito teatral y al igual que en el cinematográfico, numerosas obras de teatro seguían siendo en la Transición censuradas o enfrentaban dificultades para su exhibición debido a su contenido político o social. Para poder representar una obra la compañía debía someterla al juicio de la Junta de Censura de Obras Teatrales, que al margen de los diálogos y escenas que esta Junta censuraba hay que añadir la propia autocensura de los autores para tratar de pasar el juicio. Nuestro mejor autor teatral, Alfonso Sastre, fue encarcelado y expulsado de España y algunas de sus obras en la Transición no fueron representadas en España hasta 1985 (La taberna fantástica y Tragedia fantástica de la gitana Celestina). Entre las muchas actuaciones de la censura durante la Transición destacamos:
“Fiestas gordas del vino y el tocino” y “Patética de los pellejos santos y el ánima piadosa” de Miguel Romero Esteo fueron prohibidas y para “El vodevil de la pálida, pálida, pálida, pálida rosa” del mismo autor se exigió la censura de partes a lo que Miguel Romero se negó.
“Oye, patria, mi aflicción” (1975), “El arquitecto y el emperador de Asiria” (1976) presentada en la Junta de Censura por la compañía de Adolfo Marsillach, “En la cuerda floja” (1976), “Y pusieron esposas a las flores” (1976), del autor Fernando Arrabal fueron prohibidas.
“La doble historia del doctor Valmy”, de Antonio Buero Vallejo, se presentó a la Junta de Censura en 1975 sufriendo diversos cortes, al igual que “La detonación”, del mismo autor en 1977.
“La Torna” es vetada por los militares en 1978 y Albert Boadella encarcelado por su representación.
SOCIEDAD Y CENSURA
Ante la presión social, el régimen tuvo que ir modificando las leyes que regían la censura a la vez que se garantizaba un control total de la cultura y la información. En 1976 las colas de los cines de Lisboa o de la frontera francesa estaban repletas de españoles para ver las películas de mayor éxito mundial en la época y prohibidas en España (Viridiana dirigida por Luis Buñuel, El Decamerón dirigida por Pier Paolo Pasolini, o El último tango en París de Bernardo Bertolucci). La situación era insostenible y el descrédito del régimen dentro y fuera de España tremendo.
El 1 de abril de 1977 se aprueba el Real Decreto-Ley 24/1977 sobre libertad de expresión, dirigido a los medios informativos; el 1 de diciembre de 1977 se publicaba en el BOE el Real Decreto 3071/1977, de 11 de noviembre, por el que se regulan determinadas actividades cinematográficas; y en 1978, se dictó el Real Decreto 262/1978, de 27 de enero, sobre libertad de representación de espectáculos teatrales.
Pero como ya hemos anotado, la censura siguió imperando en España hasta que se logró la desmovilización de la lucha democrática y el arrinconamiento de las organizaciones que defendieron el proceso constituyente. Muchas de las películas y representaciones teatrales que hemos mencionado tuvieron problemas con la censura después de aprobadas estas leyes y de aprobada la Constitución. Y a donde no llegó la censura llegaron las bandas parapoliciales con sus actos terroristas, caso del atentado impune en 1977 contra la revista satírica “El Papus” (un asesinado y 18 heridos), de las amenazas de bomba en los teatros con representaciones comprometidas socialmente y de muchos otros. La Justicia heredada del franquismo y que se perpetuó en la democracia también contribuyó a la censura. Casos como el del documental “Rocío” en el cine o de la obra teatral “La torna” sacudieron a la sociedad española. La representación de “La torna” se prohíbe en 1978 en el marco del Festival por la Libertad de Expresión en Barcelona y se piden más de cuatro años de cárcel para cada uno de los miembros del grupo teatral Els Joglars, por delito y ofensas por escrito y con publicidad al Ejército; Albert Boadella logra fugarse tras su encarcelamiento y se suspende el Consejo de Guerra porque no se presentan la totalidad de los acusados. La censura y la represión acompañaron a la Transición española hasta el total asentamiento de la Reforma Política y el desmantelamiento del movimiento democrático.
Hoy día la censura sigue presente, no solo porque ha castrado culturalmente a una generación o porque se sigan reeditando libros manipulados por la Dictadura sin acudir a la versión original, sino porque el régimen político heredado de la Transición ha seguido manteniendo una fuerte autocensura sobre temas como los crímenes del franquismo, la monarquía, la realidad de los acontecimientos durante la Transición y el 23 F, o la guerra sucia del estado.