LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES EN PORTUGAL

España y Portugal representaban, a comienzo de los años ’70, el reducto dictatorial al sur de una Europa democrática. Con una ideología de corte fascista similar, asentada en un catolicismo extremadamente conservador (“Deus, Pátria e Familia”) y una fuerte alianza militar con EEUU.

 

 

 

La caída de la dictadura en Portugal en 1974 despertó la esperanza de los demócratas en España y remarcó la agonía y soledad del régimen de Franco.

LA DICTADURA PORTUGUESA

La dictadura militar se desarrolló en Portugal desde 1926. En 1933 adopta una nueva Constitución y el nombre de Segunda República, que bajo la dirección del dictador Antonio de Oliveira Salazar se prolongó hasta 1974. Tras el accidente y posterior muerte de Salazar, en 1968 fue sustituido como primer ministro y como presidente del partido Unión Nacional por Marcelo Caetano, que mantuvo la misma ideología fascista, nacional, católica que su predecesor.

Fue esta ideología la que empujó a Portugal, en los años 60, a una interminable guerra colonial, fundamentalmente en Mozambique y Angola, que le generó un profundo atraso económico, una tremenda carga militar para las generaciones jóvenes, que tenían que combatir en una guerra colonial injusta y sin posibilidad de victoria, así como el aislamiento internacional.

El régimen se mantuvo ejerciendo el control total de todos los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y sobre la base de una represión feroz sobre toda la disidencia política. La cara más visible de la represión fue la PIDE (Policía Internacional y de Defensa del Estado), la policía política con un poder total, que sembró el terror y llenó las cárceles y los campos de concentración.

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ANTECEDENTES DE LA REVOLUCIÓN

El régimen de Marcelo Caetano se asentaba fundamentalmente sobre su base militar. Sin embargo, la desastrosa guerra colonial comenzó a fracturar al ejército.

En 1973 se crea secretamente el Movimento das Forças Armadas (MFA) integrado por oficiales del ejército y que plantean tanto problemas profesionales como la situación sin salida de la guerra colonial.

A comienzos de 1974, el general Antonio de Spínola es cesado por defender una solución política a la guerra en África.

El 16 de marzo de 1974 se produce el “Levantamiento de las Caldas”, un levantamiento militar promovido por un grupo de oficiales del MFA en el regimiento de Caldas de Rainha que fracasó inmediatamente.

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EL 25 DE ABRIL DE 1974

El 25 de abril de 1974, bajo la dirección del mayor Otelo Saraiva de Carvalho y tras la experiencia adquirida en el fracaso del mes anterior, se produciría la revolución de los claveles que volvería a situar a Portugal en el mapa de la democracia.

La señal para el inicio de la revolución fue la emisión por radio de la canción portuguesa de Eurovisión. Hora y media después, a las 00:25 del 25 de abril de 1974, Rádio Renascença emitió la canción “Grândola, Vila Morena” y las tropas, preparadas desde la primera señal, salieron de los cuarteles y tomaron los puntos estratégicos del país.

El régimen fue incapaz de movilizar la reacción y la población, según iban conociendo la noticia por la radio durante la noche y haciendo caso omiso a la petición de los sublevados, se lanzó a la calle y dio esa imagen que recorrió todo el mundo de confraternización con los militares, con esos claveles que la gente ponía en los fusiles de los soldados y que los sublevados utilizaron para mostrar que eran un movimiento de paz. Por la tarde, Caetano se rindió y él y sus ministros fueron trasladados a Brasil. La revolución había triunfado.    

 

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GRANDOLA, VILA MORENA

EL DESARROLLO DE LA REVOLUCIÓN

Tras la disolución de los órganos del régimen anterior, se constituye la Junta de Salvación Nacional, se libera a los presos políticos de las cárceles, comienza el regreso de los exiliados y se concede la independencia a las colonias.

En mayo se nombra Presidente de la República a António de Spínola y en julio de ese año pasa a ser Primer Ministro el coronel Vasco Gonçalves, marxista próximo al Partido Comunista de Portugal, que pondría en marcha la reforma agraria y la nacionalización de la banca y el transporte público, entre otras muchas medidas.

Tras el triunfo de la revolución, la reacción portuguesa bajo la influencia del Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger empieza a organizarse. En septiembre de 1974, Vasco Gonçalves para el golpe de estado reaccionario del general Spinola y se nombra Presidente de la República al general Costa Gomes, repeliéndose un segundo intento de golpe de estado de Spinola en marzo de 1975.

La vía militar para acabar con la revolución portuguesa fracasa sistemáticamente.

Se suceden cinco gobiernos provisionales y se convocan elecciones constituyentes en abril de 1975.

Desde la Secretaría de Estado norteamericana se apostó por el Partido Socialista de Portugal como alternativa a la revolución. Un partido con solo 5 militantes y que ninguno residía en Portugal. En las elecciones legislativas constituyentes del 25 de abril de 1975, el gran despliegue financiero y logístico desplegado con la financiación americana a través de las fundaciones alemanas consigue situar en cabeza al Partido Socialista, que con el apoyo del Partido Popular Democrático (PPD) -sucesor del partido Acción Nacional Popular (ANP) del dictador Caetano- consigue acabar con los gobiernos de Vasco Gonçalves, con la influencia comunista y echar atrás todos los logros revolucionarios.

La Constitución de 1976, aprobada en este ambiente, desmontó la Revolución de los Claveles y retornó a Portugal al lado de los americanos.

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EL IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN PORTUGUESA EN ESPAÑA

Las consecuencias de la revolución portuguesa en España tuvieron diferentes vertientes.

El impacto social

A nivel social la revolución de los claveles no solo fue la esperanza de toda la oposición que luchaba contra el régimen franquista, sino que fue además un revulsivo cultural para toda la sociedad española. Con una frontera extensa y una gran cercanía entre los dos países, era más fácil para un joven madrileño encontrar conocidos en las colas de los cines de Lisboa que en los de la Gran Vía de Madrid. Miles de españoles vieron las películas de la época, censuradas en España, en los cines portugueses.

Las imágenes de los soldados con los claveles en sus fusiles que colocaban los ciudadanos, tenían una carga romántica que encandiló en España.

El impacto en el ejército

A nivel del alto mando, el 14 de junio de 1974, a las pocas semanas de la revolución de los claveles, es destituido como Jefe del Alto Estado Mayor el general Manuel Díez-Alegría. Esta destitución se producía ante el miedo del régimen a que el general pudiese ser candidato de los sectores reformistas para la Presidencia del Gobierno. El general era hermano del jesuita José María Díez-Alegría, teólogo de la liberación y compañero de vivienda con el también jesuita Padre Llanos, de influencia en el ejército, en el Común de Trabajadores del Pozo del Tío Raimundo de Madrid.

Tras su cese, el gobierno retiró de las Cortes el proyecto reformador de “Ley Orgánica de la Defensa Nacional” preparado por el general.

A nivel de la oficialidad, un grupo de oficiales procedentes de la organización militar formativa “Forja”, organizada por el jesuita Padre Llanos junto con el general Pinilla, viajaron a Portugal y constituyeron en Barcelona la Unión Militar Democrática (UMD) el 1 de septiembre de 1974. El grupo inicial estaba compuesto por tres comandantes y nueve capitanes y llegó a contar con varios cientos de miembros. En 1975 serían detenidos la mayor parte de los dirigentes y juzgados en Consejo de Guerra a partir de febrero de 1976.

A nivel de la tropa, en diciembre de 1974 se constituye en Madrid la Asamblea Democrática de Soldados. Fue la primera organización formal de soldados durante el franquismo y daría lugar, un año más tarde, a la Unión de Soldados Demócratas. En un ejército de soldados reclutados forzosamente, el objetivo de la organización era obtener mejoras en la calidad de vida de los soldados y tratar de poner a las tropas al lado del pueblo ante los grandes cambios políticos en ciernes.

Sufrió numerosas detenciones y se mantuvo en plena expansión hasta la llegada de la democracia.

El impacto político y la estrategia norteamericana

El régimen de Franco entró en pánico. Se ha publicado la proyección de las imágenes de TVE de la manifestación de un millón de personas en Lisboa el 1º de mayo en la sesión especial del Consejo de Ministros el 3 de mayo de 1974 y para Franco y Juan Carlos.

La conclusión de la Secretaría de Estado norteamericana fue la necesidad de disponer de una alternativa preparada antes de la caída o muerte de Franco, para evitar que la oposición al franquismo, mayoritariamente comunista, pudiese ocupar el espacio del régimen, a semejanza de lo ocurrido en Portugal.

El Presidente Gerard Ford visita España en mayo de 1975 y a partir de ese momento se inician los contactos personales del embajador Wells Stabler con los dirigentes del PSOE y democristianos para preparar la Transición.

En junio de 1975 se crea la Plataforma de Convergencia Democrática capitaneada por el PSOE frente a la Junta Democrática de España que pretendía unir a toda la oposición.

DOCUMENTOS: El impacto de la revolución portuguesa en España

 

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